Amor de madre

A lo largo de los 15 inolvidables meses que pasé en Tokio, mi yonkismo llegó a alcanzar niveles preocupantes. Había semanas en las que volvía a casa con discos nuevos todos los días, sábados en los que pasaba 8 horas en Disk Union, pero qué podía hacer? Aquellas tiendas eran mejores que las que aparecían en mis sueños...Creitdigueé como nunca hasta llegar a acumular alrededor de ochocientos discos. Entonces llegó el momento de volver a casa y la forma más barata de enviar esos 250 kilos de plástico era por correo normal, en barco.

Tres meses más tarde llegaron las 11 cajas a la aduana, que me exigía un impuesto de importación antes de poder recogerlas. Yo no estaba allí y tampoco me podía permitir pagar el impuesto correspondiente al valor real del cargamento. Acabo de encontrar la carta que les envío mi madre para solucionar el asunto: